viernes, 2 de octubre de 2009

CALMABA TU SED

Tu frase: te amo
resuena en mis oidos.
Calmaba tu sed
en el tiempo que te peinabas
en el espejo de mis ojos. Imantados.
Te encuentro en los nombres,
porcelana empapada en origen
y hojas secas.
Espeso matiz.

Ahora no calles.
Habla sin dejar de desvestirte.
Desviaré el hechizo.
He resuelto no esperar que el piso de zafiro y promesas
se diluya en los pliegues de tu piel.
Recuerdas
nuestra mirada temblorosa entre la multitud.

Todo era posible en una nueva edad.
Ya sabes,
vengo de otros siglos
y es bueno
que los milenios se junten.

Te amo, te amo.
Pupilas celestes devoran al minotauro.
No tengo piedad.

Formas parte de mi fuerza y mi belleza
no retrocedas.
Entre hombres y mujeres
entrega tu compostura.

Y no esperes paz
porque las historias
no terminan.

4 comentarios:

  1. un final perfecto, para un poema que relata una historia sin fin.

    te dejo un beso.

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  2. Sandra, gracias por tu certero comentario.
    Un beso

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  3. Psicólogo y poeta... mmmmmm... ¡Muy interesante!

    Felicitaciones por tu blog.

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  4. Marta Alicia, bienvenida.
    Un saludo cordial

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