sábado, 28 de marzo de 2009

ARTIFICIOS 2/3 de JAIME KOZAK



ARTIFICIOS
Poemario de Jaime Icho Kozak
Editorial Grupo Cero
Banda Sonora Carlos Galanternik
Grabado en Buenos Aires en 1994

viernes, 27 de marzo de 2009

MIENTRAS DORMÍA

Bajo una montaña de papeles me encontré,
construyendo orígenes,nombres,
horizontes de aguas desocupadas,
intermitentes vidas entre estatuas.

Lejana humanidad parturienta,
llevando bajo axilas manuscritos fatigados,mansos ojos.
Esperanzas traídas de viejos países,
como glorias olvidadas en ciudades.

Leía versos calientes y amaba cerrazones,
divagando rutas conquistadas, precursoras de mi alma,
trashumante,subterranea,alejada de las horas.

Mientras dormía, volvía del futuro,
de la espuma del eco de las voces,
del comienzo en un poema donde recordé mi infancia.

sábado, 21 de marzo de 2009

PADRE, TE NOMBRO

Padre,
te nombro, recuerdo tus recuerdos
y son míos.

Pies y cartilagos sensibles,
horror y muerte por un trozo de pan.
Rosa aplastada contra el paladar,
ciegos peces dispersando el amor.
Huesos para reinar sutiles empalagos
y dientes de oro
para fundir joyas del imperio.
Recuerdo la asfixia
y a tu hermano
de espesa cabellera al viento
colgando de una soga.
II
Todo pasó rápidamente,
el veneno llegó a tu cerebro
y aunque te creías inmune,
células suicidas
trastocaron tus metabólicos jugos,
tu infierno personal,ardió.

Eras la imagen de la voluntad afortunada,
cerrazón de días pasados y el recuerdo de lo que no fue.

Te recuerdo
caminando, fumando al atardecer.
Bebiendo sin saber,
jugándote la vida en cada mano,
en cada recodo de tus visceras, en tus ideas de riqueza
en tus maneras de llevarte el mundo por delante.

Te recuerdo altivo, despierto,un pura sangre.
III
Su mirada permanece,
de lado
en una media sonrisa,
en lo que nace
y en cierta forma de mantenerse en pie.

miércoles, 18 de marzo de 2009

ARTIFICIOS de JAIME KOZAK

EMPEZANDO A VOLVER

Empezando a volver,ignoramos que existe lo que no tenemos al alcance de nuestra mirada. Y, nos separan de las orillas, imposibles e increíbles distancias y océanos del beneplácito y la concupiscencia.
Estilizadas almas del mar, merodeando una aguda conchabanza,profunda y perfumada para la creación.
Aguardábamos turnos para sentarnos y tener cerca de nuestras bocas y manos todo tipo de frutos del país y cofres abiertos, para colmar nuestra ansia, mucho más allá de lo considerado necesario. Sin embargo, no había nada que temer, porque en los cofres sólo se encontraban recuerdos, sólo estaba el pasado. Más bien, era imprescindible empaquetarlos y archivarlos en desvanes de campo horadando la madera virgen.
Empezando a volver, no se vuelve hacia atrás, es sencillamente imposible.
Está en juego algo más dramático que una ilusión, un espejismo circular.
Empezando a volver, en caminos de iniciación, nuevos comienzos se truncan cada vez, donde los muros que fueron piedra mutan en transparencias que permiten ver el otro lado de la mesa y el mantel.

viernes, 13 de marzo de 2009

CAPTURA DEL SUEÑO

Y desperté un día al grito de !Pan! !Trabajo! !Poesía!
No sabía dónde estaba, ni en qué cama, ni en qué casa, ni en cuál geografía!
Me recordaba paseando en sueños, sin edad, en diversos tiempos, en varios cuerpos, en distintas orillas de un denso, inmenso río o estuario o delta que desemboca en el océano color arena y verde y azul añil, como las ventanas de madera en las islas griegas, del color del mar donde los peces nadaban limpiamente.
Me di vuelta del otro lado y me tapé entero, más allá de las orejas. Apagué el despertador y quise volver a esa confluencia marítima, donde se juntan las aguas, en el delta del Ebro, el Volga o el Paraná.
No pude volver. Al intentarlo conseguía soñar pero ya transportado a otra escena, otros personajes. Entonces, me senté frente al teclado y me dije: lo voy a reconstruir, lo voy a inventar.
Si no lo escribo no existí nunca.
Sin embargo, alejado de la muchedumbre que grita y repta, corre y se agita en vientos de liberación, intentaba recordar pacientemente mi sueño, pero ya era otro.
Era otro el sueño y yo no sabía quién era yo.
Desembarqué en una tierra movediza y cambiante, y el ruido de mis tripas se llevó los miedos, tiernamente alimentados, locamente trasmutados.
Después me dije: Se lo tengo que contar a mi analista, y una palabra me llevó a otra y esa a otra y así, hacia el abismo donde nacía mi privada mitología acerca del viento y el temblor, el batir de alas, casi con violencia, queriendo levantar vuelo.
Entonces, lentamente, inmerso en aquél sueño, vino otro de épocas remotas que rondaba los desagues de las decenas de cuadrenos de la noche, donde registraba con mi mano deseante, truenos y rapiña y también, galaxias que fluyen a mi boca dirijidas al prójimo cercano.
Los sonidos intentaban capturar las figuras, pero al hacerlo, otras imágenes y otros sonidos recordaban las fiebres, el fulgor y la coherencia de un cuerpo inexistente.

jueves, 12 de marzo de 2009

CUANDO ABRÍ LOS OJOS

No detengo el espanto,
ni los excrementos del amor,
ni mundos fenecidos
desorientan mi vuelo.

No me oprimen inaudibles distancias,
ni nada ausente,
ni tu mirada vacía me conmueve.
Quieto, escucho hojas que apartan mi paso,
funerarios hospedajes de olvido.

No estaba allí antes de haber llegado,
no cuento arenas sin historia
ni odio mentiras que anegan codicia,
no me asustan fantasmas, incestos coagulados.

No me detienen ráfagas, ni arrasan mis nervios,
la estupidez de viejos paquidermos de esfínteres bajo tierra,
ni me someto a perchas desoladas,
chalecos de fuerza o imposturas.

Intento escribir un epitafio para una tumba inexistente,
para un escritor de libros desconocidos,
libros rotos arrojados a la mar.

Escribir para borrar o imprimir soplos contra el olvido.
Para desocupados forzosos
desposeídos como flor seca entre páginas,
entre portadas, viaje caído.

Escribir un epitafio al despertar,
se me hace música para puertas estrechas,
me recuerda sienes plateadas, frentes marchitas,
ceremonias de bibliófilos amnésicos,
súbitas mareas, azares del hambre.

Espejos tapados.
Hijos llorando divisiones perdidas.
Seca sangre derramada clamando venganza.
Poetas muertos, devoradores de silencios,
aniquilados en caminos de dioses,
si es que alguna vez existieron
en sueños
que vivían en otros sueños.

Cuando abrí los ojos ya estaba muerto,
y me pregunté: ¿quién era ahora?
Un iluso más del patético éxodo de letras y amores.
Un ex-amigo como decía.
Recuerdo vibrante en íntima patría de sombras.
Mención en necrológicas de poetas pobres,
trashumantes anónimos.
Recuerdo humos de barcos dentro de botellas.
Un automóvil atropellando un ferrocarril.

Un movimiento triste del ancho río y la corriente muda.
Un simple resto del verano que llegó a su fin.

jueves, 5 de marzo de 2009

ESCRIBIR

Escribir es cosa de este mundo.
Desvía la guía de las estrellas,
sacude nuestros cuerpos, igual que finas ramas
por las que el hombre teme en sus pupilas.

Ella y la tierra se estremecen
en latidos de las máquinas de escribir.
Tiempos a solas con verdades,
destellos y júbilos en la mirada,
despojos de ballenas asesinas
donde la dialéctica
encuentra su forma en el verso.

De pequeño creí que alcanzaba con ideas,
no importaba que no hubiera oro.
Después, la vida áspera
como un dilema me tallaría el rostro.
Aprendí, que sin una economía suficiente
no existen ideas vigorosas.
Ni brillos ni sonidos contra la involución,
contra cálidos metales y el hambre
que alimenta la muerte.
Transparencias que subviertan la materia,
bellamente encendida, como el pan necesario,
el color solar de retinas reflejando vacíos celestes,
la nada cósmica
que plasma mi cuerpo.

Sin embargo, arrebatando mi aire individual
de misericordia indígena,
la ciudad estalla en una página y escribir
es un viaje a lo desconocido,
pequeño y espectacular,
atómico y salvaje vuela más allá de la clausura del tiempo,
muta combinaciones de palabras
mueve millones de seres
va de boca en boca
y, todas le pertenecen.