sábado, 26 de marzo de 2011

MANOS FORASTERAS

A veces, pienso cómo sería
que mis manos supieran divagar
por la calle veteada de dioses legibles,
sin novedad entre los arcos
del margen, en el espejo
donde traspaso mi propia frente
hasta perder el eco del alma
en recintos secretos.

Recuerdo
tu sexo, simplificado
ante carambolas recientes
y estruendos sonoros,
evocando aquel rincón
donde dormimos,
tanatas noches
en diametrales abracadabras.

En el mundo de la salud perfecta,
se reirían de la perspectiva
que padezco, y encontrarían
en el mismo abismo
una queja bordando síncopes,
arrancados de fronteras excesivas,
cuando el amor y la carne
inauguran la discordia
de una conversación.

¿Quién me preguntó por mi palabra?

Por el sentido
instantáneo de lo eterno,
lo mutable, en el encuentro
de la despedida temporal.

Cavilando en el esfuerzo,
el torrente que adivino
ofrece un lugar a la existencia,
envuelta en clave de gesta,
premonición planetaria.

Todo está alegre
menos tu alegría
y mi incertidumbre
cojeando debajo del aliento.

Ignoro
lo que será de tí
si enfermas,
y no puedes sanar
con un beso.

Cuando te mire
y no pueda curarte con los ojos.

Y, cuando los cirujanos
te ausculten horas enteras,
hasta que sus manos
cesen los movimientos pautados
y comiencen a jugar, a tientas,
rozando tu piel,
sus párpados científicos vibrarán,
precisamente, en largos diagnósticos.

Dosis exactas,
riguroso análisis,
pizarras tristes cruzarán miradas,
como si más irreparable
fuese morir de un modo u otro.

O, tal vez,
civilizadamente.

¿Porqué no
morir
al sesgo
del paso
de los hombres,
desapareciendo?

lunes, 21 de marzo de 2011

CAJA DE LETRAS

Saber que hemos nacido
para vivir de nuestra muerte,
me hace beber
un vaso de aire
en los labios
inferiores de tu ansia,
y cuidar el sombrero
de mi cerebro, mal peinado.
La lírica
olvida mis costumbres
en el temblor
de vocales despiertas
al margen de tiempos añadidos,
cubiertos
con la palidez
de lo que perdura,
azares infinitos.
Quiero decirte:
el oleaje de gasa
en esta página
me lleva a las antípodas
de los sueños,
a imaginar
sonoras
cajas de letras,
empaquetadas
en el tren
que desliza
espejos frenéticos
por los rieles
de mi biblioteca.
Y ni el sol
o el mar,
un la menor o el do de pecho,
ni la loca pocilga de los puertos
o la sabiduría
me esperan
en muelles de arrebatos
y nudos
de cuerpos encontrados
en lentejuelas marinas.
Labios besados
en otras latitudes,
planetas marítimos,
donde arde mi sed,
infnita, sin raíces.

sábado, 12 de marzo de 2011

EL CIELO RASGADO

El cielo está en mí,
como una historia
que no he podido
retener
en la lengua.

Con ademán diseñado
en tardes oníricas
de madurez,
encuentro realidades,
constantes y sanguíneas,
festejos
donde la vida
se adelanta
al tiempo
que usurpa
el alma.

No me distraen
pormenores simbólicos
que convocan
años agonizantes,
y otros
que surgen
en oscuras encrucijadas.
Plazos
que disuelven
azares
infinitos
en la luz
que me acoge,
con exactitud astronómica.

En el roce de papeles perfumados,
casas esbozadas
y arena en espejos,
mis ojos reflejan
músicas orientales,
violines que suenan
a orillas del mar Muerto.

Sombras
inspiradas
en melodías
que nadie entiende
seaparecen
bajo lluvia de adjetivos,
soberbios
de tiempos
que no se juzgan,
no se alcanzan.

viernes, 4 de marzo de 2011

JAMÁS FUE LA SALUD TAN MORTAL

Jamás fue la salud tan mortal.

La mirada es interior,
una oreja caída,
el camino desconocido
a la hora de la cebada
y, sin embargo, todo
pretende estar en su sitio.

Acaso el dolor pueda estar en la solapa,
la cartera en el pecho cuando
la incertidumbre y el amor
acechan,
escondidas entre obispos
maltrechos y protestas
que se alejan.

No desmiento quehaceres
destapando filos gratuitos
alrededor de un rostro fijo,
mientras revisas
tu cutis por el móvil
y, en video-conferencia,
crece hierba en los sustantivos.

Tú distraídamente,
diseñas recodos del camino,
trazos inconfundibles
de otra historia.

Así es mi vida,
tal como no la ves,
detrás del infinito,
delante
de este pulmón legislativo.