domingo, 18 de julio de 2010

VERANO EN MADRID

Verano en Madrid,
sofoco y plenitud
atravesando
pantorrillas de la tarde,
es lo que tengo por delante
para que la nueva estación
figure al alcance de mi mano.

En ese itinerario cambio décadas,
solvento presencias inexplicables
y dejo sobreseída, mi madurez,
extraviada en enormes disfraces.

Quieres hablar sin máscaras,
sin grabadoras
pero con lazos de seda rústica
que nos lleven a besos y tormentas.

Siempre te atrajo el brillo cambiante del mundo,
el desamparo de los hambrientos
y el réves, hipócrita,
de vampiros
sobre la leche roja de ballenatos.

Y te escuecen el alma,
joyas del tiempo
sin otra sed que tu memoria.

Mientras, el coro de faunos lascivos
se entrega a fuegos artificiales
sobre lechos de mares misteriosos
y un lento idioma indomable,
como posible diálogo de dioses,
recupera huespedes en burdeles de olvido.

jueves, 8 de julio de 2010

A LA SELECCIÓN ESPAÑOLA DE FUTBOL

La sed
de venganza,
pasados
los cuartos milenios,
no alcanza
para la frente
coronada
de sabanas
y jirafas,
latiendo
en variados
sexos prohibidos.

Cambia
nuestra suerte
y los palos
son un jugador más
en el camino del triunfo.
Te levantas
y un paso nuestro
es el alzamiento
de los nuevos hombres,
sus avances.

La furia,
y movimientos
de fraternidad social
en la piel de toro,
son amados
como restitución
progresiva
de las pasiones primeras.

! A trabajar, amigos!
Que por veros jugar
aflojamos el alma
y hasta el bolsillo
en voces de orgullo
y gritos
como sones de vientos,
estrellas de sangre
sobre corazas de cuero.

Sois vosotros
los que buscabamos,
Campeones de Europa,
!el mundo os espera!

jueves, 1 de julio de 2010

ASOMBRO ANTIGUO

Puedo asomarme a tu mirada
sin paisajes abandonados,
y a la mística cábala
que, acaso,
descifra tu universo
y su álgebra de amor,
cuando me deja verte.

Sentí en mi regazo
el honor de los espejos,
donde acaba y comienza
el azar de la fortuna.

Sentencias
que truecan
pasiones en verdades
que caen
al fondo del tiempo,
intimidad de volcanes
que llevan
al rubor de los frutos.

Allí, mis manos
hurgan
tu cuerpo abandonado.

He dicho
asombro antiguo,
donde otros
dicen costumbre,
canciones tibias.

Por eso
escribo de la ciudad
que me ciñe
detrás del horizonte,
y sus calles
me traen
sabores cercanos
del vuelo de los pájaros.

En esa visión,
camino
sin atontarme
en un desgano
de bandoneón,
mientras
vivo en tus cuentos
y me sumerjo
en el silencio
de mi abismo.

Entonces,
le pido al verbo
que la soledad
en los caminos,
me atestigue.