sábado, 11 de septiembre de 2010

HISTORIAS DEL CUERPO

Es indudable que en todas las épocas de la Tierra, existieron filósofos y escritores, artistas en general, ocupados en esclarecer los misterios de su mundo, su cielo y el correspondiente, infierno.
Una de las tareas fundamentales, ha sido desde siempre, buscar en el porvenir, formas inéditas de convivencia y manejo de elementos básicos,capaces de asegurarles la prolongación de la vida.
En dicha investigación, se descubrió que ciertas teorías, ligadas a creencias religiosas, que denominaban "fea" a cualquier exibición del cuerpo humano. acortaban la vida.
Para contrastar una "belleza" superficial con una "fealdad" superficial, no se contrastaba un árbol con un poste o un pajaro con una comadreja, sino más bien las piernas humanas con las tripas. Bien mirada la cuestión, esos "objetos" contrastados eran o podían ser, igualmente hermosos o feos. Sólo por una asociación singular, resultaba más aborrecible el rechazo del cuerpo que el cuerpo mismo.
Valga como ejemplo,la siguiente historia: Sobre las figuras de un hombre y de una mujer, se hicieron las primeras leyes de cierta civilización, en la que decidieron que algunas partes del cuerpo, debían esconderse y otras podían dejarse al descubierto. Se debía ocultar los genitales y se podían mostrar otras partes, como la garganta y tener cuidado, con algunas otras como podían ser, los tobillos, las axilas y sus aledaños. En algunas culturas, la mujer no debía mostrar nada, si acaso los ojos-por necesidades obvias-, y, en una que recuerdo, se las torturaba con la intención de deformar sus pies, para que permanezcan pequeño, según ellos más femeninos.
Era difícil comprender, cómo el énfasis del cuerpo o sus funciones, además de confundir el cuerpo con la carne, podía ser considerado de algún modo, detestable, innecesario y por decir lo peor, indecente.
En realidad, el cuerpo, su apariencia, sus enfermedades y su muerte , son un hecho cierto en todos los seres vivos y tiene sus raíces en la misma tierra que un árbol. La mayor descripción de la terrenidad, se puede encontrar en la poesía, donde se describe al hombre como tierra de la tierra, su cuerpo como parte d ela naturaleza y hecho de palabras, sus cabellos como un matorral salvaje. Así, los pensamientos y los actos, podemos decir que emanan de la metáfora de un cuerpo. De allí proviene el hecho de que la descripción de un pensamiento o de una acción, pueda ser comprendida llevándola al nivel físico. Toda idea, intuitiva o intelectual, puede ser imaginada y traducida en términos del cuerpo, su carne, sangre, nervios, venas, glándulas, órganos, células o sentidos. Se llegó a utilizar la figura de los terremotos, para describir los moviminetos sísmicos del corazón y así a lugares comunes ampliamente difundidos: "Es típico de los físicamente débiles subrayar la fuerza de la vida" (Nietzche); o bien, "Es característico de los aprensivos y cargados de complejos, subrayar lo que la vida tiene de ingenua y sana"(D.H. Lawrence).
Por mi oficio, me interesa aquello que las iluminaciones traen a mis páginas: Todas las monstruosidades violan gestos atroces. Su soledad es la mecánica lírica. Su lasitud erótica, los movimientos del amor. De allí que la moral se evapora en su pasión y en acción. Terribles escalofríos de amores antiguos, luminosos de Hidrógeno y sus senderos son ásperos porque del cuerpo, recordamos sus perfumes que se dispersan en el tiempo de los asesinos.
Quiero decir: el camino es escritura y la escritura es cuerpo y el cuerpo es cuerpos, arboleda. Del mismo modo, el sentido aparece más allá de la escritura, como si fuese el punto de llegada, el fin del camino, un fin que deja de serlo apenas llegamos. Un sentido que se evapora apenas lo enunciamos. El cuerpo se ofrece como una totalidad plenaria igualmente a la vista como intocable; el cuerpo es siempre más allá del cuerpo, al palparlo, se reparte como un texto en posiciones que son sensaciones instantáneas, percepción de un muslo, un lóbulo, un pezón, una uña, un trozo caliente de la ingle, la nuca como el comienzo de un crepúsculo. El cuerpo que abrazamos es un río en metamorfósis, una continua división, un fluir de visiones .
Cuerpo descuartizado cuyos pedazos se esparcen, se diseminan, se congregan en una intensidad de relámpago que se precipita hacia una fijez blanca, negra, blanca fijeza que se anuda en otro negro relámpago blanco.
El cuerpo es el lugar de su propia desaparición, la encrucijada donde la carne vuelve a ser soberana.
Todo cuerpo es lenguaje que en el momento de su plenitud se desvanece. Todo lenguaje al alcanzar la incandescencia se revela como cuerpo ininteligible.
Abolicion del sentido, regreso al cuerpo.

2 comentarios:

  1. FASCINANTE TU TEXTO...es de una profundidad total sobre la escritura y el CUERPO de LA ESCRITURA que es el mío y el de todos los que se escriben. ES IMPRESIONANTE.un beso

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  2. claudia, es probable que el intento sea el que dices, gracias.
    un beso

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