viernes, 18 de junio de 2010

UNA CRISIS DE CRECIMIENTO

Te presentaste con un monton de preguntas. A mí me sugirieron que el único sueño al que tenemos acceso es al sueño contado y que nunca coinciden el relato y lo vivido.
Llegaste a plantearte ¿Quién soy? ¿Qué soy? ¿ En qué supuesto mapa neurótico me encuentro?
Curiosamente, te haces esos planteos al caer en una frase que te llevó a tu mascota perenne: la duda que te acompaña como tu sombra. Dunas toscas que te reclaman desde venas humanas ,en
la cabalgata de una madurez inasible, ligada a poblaciones y lugares perdidos.
No tenemos que confundir, los recuerdos con la infancia ni con los lugares donde acontecieron,implacables a pesar de las llamas balbuceantes de la distancia.
Te acucian hijas de formas ansiosas a través de Orión y de la Cruz del sur. Confituras en un cielo de sentencias vivas. Enjambres que nacen de todo vínculo o delirio emanado de la tierra, donde apoyas tus pies en una imperceptible mueca sin salvación.
En los finales te debates en mares que desfondan el oleaje de tu pequeña nave, a la deriva buscando tu idioma
.
Eres una mujer de senos apacibles ante los que la lengua de una vaca resulta una glandula violenta y a la vez, eres, un hombre de templanza mandibular en el punto maternal de una tempestad de mansedumbre alimentando tus propias quejas, tumefactas y telúricas.
Creo que ya puedes dejar de ser un pequeño comerciante o pastor de ovejas del monte del rayo de luna a orillas del río de tu infancia que inundan las conjeturas que invierten el dolor pasado.
Limpiemos tus amores como un destierro voluntario en cada instante de tus sentidos en cada pulsación tendida como súplica de anzuelos.
Dejemos atrás la pelambre suicida de seso helechos mortales llenos de antiguallas que flotan el viento cuando aulla con el humo y la sentencia que te sigue como una flor canibal entre los tizones de la noche.

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