viernes, 6 de noviembre de 2009

EL AZUCAR MENTIROSO

No recuerdo tu cercanía
pero tengo en mi retina
tus estrellas.

Por otra parte,
te pierdes en mi memoria,
en altas cornisas
y en la gracia
de mástiles
en torres inversas,
de cielos
como aguas
sombrías.

En noches
compañeras
y el asombro
de ecos borrosos,
intento dibujarte
entre la eficacia
alborotada
de las calles.

Soy, preciso en el andar,
como un comedor de opio
cuando yace
con labios entreabiertos,
y, en el azucar de tus mentiras,
me conmueven
tus menudas sabidurías
de frecuencias irrecuperables.

Fui, por ello,
deletreando
versos de aliento,
en alegrías del sexo
y en tu sangre,
amada,cuando te quejas,
mientras
te quitas los pendientes
y la escarapela
de siete colores,
al dar
un largo rodeo
para salir mejor
en planos futuros.

Si lo calculo
en nombre
de amores compartidos,
no he de violentarme
oyendo el tanteo
en las teclas
de tu resaca.

¿A quién atisbas con tu sordera que oigo?

Con tu mudez que arrastras
bajo túneles,
vertebras
escritas,
que cantan
ciegos nervios,
latentes encrucijadas
al cabo de un cometa
que, de incognito,
atraviesa mi corazón,
con un par
de endecasílbos,
bien puestos.

4 comentarios:

  1. ella es verso de tu pasado
    y sonido de tu presente...
    está en tu mente

    te dejo un beso.

    ResponderEliminar
  2. "¿A quién atisbas con tu sordera que oigo ?"
    Jaime es hermoso esto sobre todo porque me hace pensar en un diálogo profundo con uno mismo.Un beso

    ResponderEliminar
  3. Sandra, es muy interesante lo que dices, gracias.
    Besos

    ResponderEliminar
  4. Verónica, supongo que sí, que se trata de un diálogo con los que uno fue y/o será.
    Un beso más para tí.Gracias

    ResponderEliminar