El poder de la pasión,
crepúsculo ejecutor
de futuros amores,
multiplica el mundo
como acto generativo,
debajo de la piel.
En esa algarabía,
tengo una boca despareja
que parecen dos:
una, la imponderable,
arrastra entrañas de mi voz,
cambiando infortunios
en anhelos.
La otra, casi arbitraria,
mide resonancias,
exequias y piedras.
Al comenzar
a deletrear arrebatos
al borde de mi cuerpo,
las junturas del alma
se adhieren a pequeñas citas,
bajo arcos de letras
y, allí, agoto modestas variaciones
hasta que la noche
introduce
esdrújulas aperturas.
no sé que es más explícito, si tus modestas variaciones, o las esdrújulas aperturas. Pero sé que algo de tu poema en mí resuena. Un beso Jaime
ResponderEliminarclaudia, la poesía si roza el alma resuena, gracias.
ResponderEliminarun beso,amiga