En torno al ansioso torbellino
de mis venas equívocas,
recorto un diapasón
y salvajes notas,
moviendo
caricias y olvidos.
En esa inmensidad,
mis movimientos
se renuevan,
minuciosos y fugitivos,
como sexo a la deriva
por galaxias y mareas.
Desde entonces,
imagino mi amuleto:
varios mundos
caben bajo el ala
de bellas herejías.
En cada pulsación,
entreabro
mi boca sobre tu boca,
saboreo
una dirección total:
dulces, vagos labios,
regiones secretas
engendradas por el viento.
un recorrido por las galaxias de la herejía...cada verso es un paso cargado de "salvajes notas". regiones que dejan de ser secretas. Un abrazo
ResponderEliminarNo sé, dicen que dos bocas pueden formar muchos universos. Saludos.
ResponderEliminarclaudia,por suerte las regiones secretas son inagotables.
ResponderEliminarUn abrazo
Diana, dos bocas es el mínimo vital para que giren los universos.
ResponderEliminarUn saludo