Esta vez, estuve en Buenos Aires,
en los pliegues del bicentenario
y el rock argentino en las pupilas.
Caminé futuros cercanos
en la amistad deliberada,
y por amplias avenidas
del azar furtivo
donde Pavarotti
y Charly García
dibujaron la luna serena
en acordes del alma y sus costados.
Geografías de altas recovas
y guitarras
de barcos fantasmas,
encallados en la ciudad encantada
y su arquitectura imperial,
sin dominios, con grandeza.
Entre Jaracandás y Acacias,
se detiene la rigidez de estatuas
y la gloria de luces equidistante.
Y, en los bancos de las plazas,
donde el horizonte
se abre a latitudes lejanas,
abrevando prolijidades
del tiempo y la belleza,
dejan pasar la tarde
mis amores.
En un puerto sin mar
con paisajes adheridos a la tierra
en deslumbrada ignorancia,
con insegura propiedad
como pájaros en el aire,
descubro páginas
que alumbran recuerdos,
antiguos, hasta la ternura.
"En un puerto sin mar
ResponderEliminarcon paisajes adheridos a la tierra
en deslumbrada ignorancia,
con insegura propiedad"_ y los pájaros.. pueden volar?.. que aire respiran?.. buenas letras compañero.. cariños sinceros..
Ornella, me alegra verte por aquí y que me señales versos.
ResponderEliminarGracias
Un beso
Hermoso poema, me encanto yo vivo en Buenos Aires es una ciudad muy hermosa, bellas tus letras.
ResponderEliminarbesitos para ti Poeta