viernes, 9 de octubre de 2009

RUGOSIDADES DEL ALMA

Una nube de rigor encadena mi mente.
De falsas astrologías, de costumbres un tanto extranjeras,
me entretengo en las rugosidades del alma.
En apariencia, conservo un aire, un sabor de soledad compartida.
Por mi oficio, me interesa
aquello que las iluminaciones traen a mis páginas:
Todas las monstruosidades violan gestos atroces.
Su soledad es la mecánica lírica.
Su lasitud erótica los movimientos amorosos .
De allí que la moral contemporánea
se descorporiza
en su pasión
y en su acción.
Terribles escalofríos de amores antiguos
luminosos de Hidrógeno.
Quisera decir: abandono la virtud y hacer gemir el viento
sobre el mar y cerca de las costas
o por encima de las grandes ciudades
o través de frías regiones polares recordar:
no es el espíritu de Dios el que pasa,
es el perfume que se dispersa
en el tiempo de los asesinos.
Los senderos son asperos.
Soy yo el que lo dice, también tengo sed de infinito
y cuando rondo las casas de los hombres
con cabellos flagelados en pensamientos tortuosos
quieto,
como una piedra en cualquier camino
destapo mi rostro y mi voz es un refugio.
Cada mañana cuando el sol levanta,
mis timpanos están alertas
mientras miro el tiempo inundado en memorias
sin que se mueva uno solo de mis rasgos.
Mi piel,
espina clavada en la historia
se agita en tus entrañas.

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